Hoy en día en una sociedad que consume rápidamente cualquier cosa, el
instinto sexual está cada vez más desfigurado en su verdadera esencia.
Esto hace que suframos cada vez más trastornos personales, sociales,
transpersonales. Nuestro impulso vital se queda atrapado en un cuerpo tenso, llenos de
miedos, ansiedades y control excesivo. El sexo practicado de forma
mecánica, no ayuda en absoluto a liberar esta energía.
El resultado es una sensación profunda de vacío, insatisfacción, soledad que nos
empuja hacía un circulo cerrado alimentando más la búsqueda de este sexo
mecánico y básicamente genital.